De un modo imposible, estos sujetos consiguen doblegarte a su voluntad. Con buenas palabras, disfrazan intenciones deshonestas que tienen una única finalidad: llevarte a la cama. Si, chicas, no hay más profundidad en la mente masculina. Su única meta es llevarte a la cama y saciar sus primitivos instintos a tu costa. Para las mujeres resulta un tanto extraño este comportamiento porque nosotras, digamos lo que digamos, siempre buscamos algo más. ¿Qué sacan en claro de “un polvo”? Relax.
Pero para las que aún piensen que dándoles sexo les tendrán asegurados, tengo una mala noticia: no es suficiente. Por algún motivo desconocido, los hombre necesitan demostrarse continuamente que pueden llevarse a la cama a cualquier mujer que se propongan. Tú serás su trofeo durante un par de semanas, pero tarde o temprano dejarás de relucir y captarán una nueva pieza que atrapar. ¿Cómo lo sabrás? Sencillo, tienden a actuar de una manera similar, debe tratarse de un código de emergencia transmitido de generación en generación… o simplemente, que son unos cobardes.
El sujeto en cuestión desaparecerá del mapa, nunca del todo pero si lo suficiente como para que te percates de que ya no eres su presa. Nunca te soltarán del todo porque no tienen asegurado el completo éxito en su nueva misión, pero si lo imprescindible para que tu notes que el final ha llegado y te encierres en tu cuarto a pensar qué salió mal, cual fue el error cometido y por qué no responde a tus mensajes… No le des más vueltas, la respuesta es simple: Te ha engañado. Si, eres una más… una de tantas. No te preocupes, a todas nos ha pasado alguna vez. Ahora aprenderemos a salir del pozo.
Lo primero y más importante de todo es no dejar que él sepa que tú estás hundida. La indiferencia es tu mejor arma.
Nunca tengas la esperanza de recuperarle. No necesitas recuperarle. No quieres recuperarle. Piensa que, en el caso de volver, seguirá siendo un fóbico al compromiso y repetirá su guión con absoluta precisión. Debes borrarle definitivamente de tu vida pero sin olvidar, por supuesto, las apariencias.
Tenemos que quedar por encima, demostrarle a ese elemento que somos mujeres con clase y que no nos podrá pisotear cualquiera.
No le llames, no te preocupes por su repentina desaparición. Al principio te costará pero, tarde o temprano, se convertirá en una rutina más.
Si le ves, salúdale con normalidad, como si de cualquier otro amigo se tratase. No estás ofendida, no estás resentida. No hay nada más humillante que una mujer resentida. Muéstrate altiva, indiferente, radiante… que sepa que no te importa, que piense que has sido tu quién ha decidido terminar con la historia.
No le sigas, no trates de averiguar dónde está o qué hace. No importa, él ya no existe para ti.
Pero para las que aún piensen que dándoles sexo les tendrán asegurados, tengo una mala noticia: no es suficiente. Por algún motivo desconocido, los hombre necesitan demostrarse continuamente que pueden llevarse a la cama a cualquier mujer que se propongan. Tú serás su trofeo durante un par de semanas, pero tarde o temprano dejarás de relucir y captarán una nueva pieza que atrapar. ¿Cómo lo sabrás? Sencillo, tienden a actuar de una manera similar, debe tratarse de un código de emergencia transmitido de generación en generación… o simplemente, que son unos cobardes.
El sujeto en cuestión desaparecerá del mapa, nunca del todo pero si lo suficiente como para que te percates de que ya no eres su presa. Nunca te soltarán del todo porque no tienen asegurado el completo éxito en su nueva misión, pero si lo imprescindible para que tu notes que el final ha llegado y te encierres en tu cuarto a pensar qué salió mal, cual fue el error cometido y por qué no responde a tus mensajes… No le des más vueltas, la respuesta es simple: Te ha engañado. Si, eres una más… una de tantas. No te preocupes, a todas nos ha pasado alguna vez. Ahora aprenderemos a salir del pozo.
Lo primero y más importante de todo es no dejar que él sepa que tú estás hundida. La indiferencia es tu mejor arma.
Nunca tengas la esperanza de recuperarle. No necesitas recuperarle. No quieres recuperarle. Piensa que, en el caso de volver, seguirá siendo un fóbico al compromiso y repetirá su guión con absoluta precisión. Debes borrarle definitivamente de tu vida pero sin olvidar, por supuesto, las apariencias.
Tenemos que quedar por encima, demostrarle a ese elemento que somos mujeres con clase y que no nos podrá pisotear cualquiera.
No le llames, no te preocupes por su repentina desaparición. Al principio te costará pero, tarde o temprano, se convertirá en una rutina más.
Si le ves, salúdale con normalidad, como si de cualquier otro amigo se tratase. No estás ofendida, no estás resentida. No hay nada más humillante que una mujer resentida. Muéstrate altiva, indiferente, radiante… que sepa que no te importa, que piense que has sido tu quién ha decidido terminar con la historia.
No le sigas, no trates de averiguar dónde está o qué hace. No importa, él ya no existe para ti.