Ella le había visto más veces, él la tenía fichada hacía tiempo. Lo suyo era un juego de miradas que terminó en una presentación fugaz y una conversación interesante. La primera semana no hubo contacto. La pasaron hablando, conociéndose. La segunda semana llegaron los preliminares, los besos sin trascendencia y las caricias limitadas. La tercera semana inspeccionaron bajo la ropa, empezaron a impacientarse. Al mes, él la propuso pasar la noche en un hotel. Ella no estaba segura de aquello, le resultaba forzado y no la apetecía excesivamente precipitar la situación, pero él insitía tanto que no pudo negarse. Fueron al hotel, hicieron el amor toda la noche y, a la mañana siguiente, cada uno por su lado. Él la dijo que acababa de salir de una relación bastante larga, que no quería compromisos... ella le dijo que no se preocupara, que no iba a agobiarle. Pensaba para sus adentros que, tarde o temprano, acabaría por enamorarle.
Dos semanas más tarde, con sus encuentros sexuales de por medio, se encontraron en una fiesta. Él la saludó y la dijo que aquella noche prefería estar con sus amigos. Ella aceptó de buen grado y se quedó con sus amigas. Al rato, le vio enrollándose con otra. Llorando, se fue de la fiesta a su casa y juró que no volvería a saber de él nunca más.
Al día siguiente, llegaron a oídos del chico rumores de que la chica se había referido a él en tono despectivo. La llamó para decirla que estaba avisada y que no tenía ningún derecho a enfadarse con él porque ambos habían estado de acuerdo en que aquello no era una relación seria. Ella escuchó atenta y le aseguró que no volvería a verle. Dos días más tarde, la volvió a llamar para decirla que se arrepentía de lo ocurrido y que todo había sido por culpa del alcohol.
Ella, sin terminar de creerle, aceptó las disculpas y volvió a caer en sus redes. Después de aquel episodio, las citas se fueron distanciando y el único objetivo que él tenía al quedar con ella era practicar sexo sin compromiso.
Actualmente, ella se ha replanteado sus situación. Tras cinco meses de "relación", ha comprendido que él nunca la querrá para nada más que para fornicar. Ha decidido cortar de raíz pero tiene cierto temor y no sabe muy bien como hacerlo. La conversación sigue pendiente pero, de momento, ha conseguido rechazar sus últimas propuestas.
¿Fallos?
Primer fallo: Precipitarse. Si no te apetece hacer algo, no lo hagas. Dilo claramente. Si él insiste o se enfada, es problema suyo. Así te demostrará que su único objetivo era llevarte a la cama. No te vendas, no te rebajes. Tú dictas las normas.
Segundo fallo: No te sometas. Si tú quieres una relación seria, díselo. No te resignes. No te dejes engañar con buenas palabras ni con lágrimas de cocodrilo. Si no quiere nada serio ahora, nunca lo querrá. Mentalízate.
Tercer fallo: Nada de irse llorando. Baila, ríe... finge... pero no permitas que él te vea destrozada. Ante todo, tu orgullo.
Cuarto fallo: Se retracta porque sabe que te ha perdido y no hay nada peor que perder un polvo seguro y sin compromiso. Hazte a la idea de esto: para él no vales mucho más que una "muñeca hinchable". No te creas sus mentiras, nada de lo que dice para camelarte es cierto.
Quinto fallo: Nunca dejes que un hombre te utilice. Tu vales mucho más que todo eso, no lo permitas. Díselo claro y a la cara, sin miedos. Él sabe que ha obrado mal y no será capaz de reprocharte nada. Piensa que, si ha sido capaz de tratarte así, no vale nada. Es primitivo, básico, simple... rudimentario. Olvídale. Hay mil hombres que merecen mucho más la pena que ese, te lo aseguro. Date tiempo.
Dos semanas más tarde, con sus encuentros sexuales de por medio, se encontraron en una fiesta. Él la saludó y la dijo que aquella noche prefería estar con sus amigos. Ella aceptó de buen grado y se quedó con sus amigas. Al rato, le vio enrollándose con otra. Llorando, se fue de la fiesta a su casa y juró que no volvería a saber de él nunca más.
Al día siguiente, llegaron a oídos del chico rumores de que la chica se había referido a él en tono despectivo. La llamó para decirla que estaba avisada y que no tenía ningún derecho a enfadarse con él porque ambos habían estado de acuerdo en que aquello no era una relación seria. Ella escuchó atenta y le aseguró que no volvería a verle. Dos días más tarde, la volvió a llamar para decirla que se arrepentía de lo ocurrido y que todo había sido por culpa del alcohol.
Ella, sin terminar de creerle, aceptó las disculpas y volvió a caer en sus redes. Después de aquel episodio, las citas se fueron distanciando y el único objetivo que él tenía al quedar con ella era practicar sexo sin compromiso.
Actualmente, ella se ha replanteado sus situación. Tras cinco meses de "relación", ha comprendido que él nunca la querrá para nada más que para fornicar. Ha decidido cortar de raíz pero tiene cierto temor y no sabe muy bien como hacerlo. La conversación sigue pendiente pero, de momento, ha conseguido rechazar sus últimas propuestas.
¿Fallos?
Primer fallo: Precipitarse. Si no te apetece hacer algo, no lo hagas. Dilo claramente. Si él insiste o se enfada, es problema suyo. Así te demostrará que su único objetivo era llevarte a la cama. No te vendas, no te rebajes. Tú dictas las normas.
Segundo fallo: No te sometas. Si tú quieres una relación seria, díselo. No te resignes. No te dejes engañar con buenas palabras ni con lágrimas de cocodrilo. Si no quiere nada serio ahora, nunca lo querrá. Mentalízate.
Tercer fallo: Nada de irse llorando. Baila, ríe... finge... pero no permitas que él te vea destrozada. Ante todo, tu orgullo.
Cuarto fallo: Se retracta porque sabe que te ha perdido y no hay nada peor que perder un polvo seguro y sin compromiso. Hazte a la idea de esto: para él no vales mucho más que una "muñeca hinchable". No te creas sus mentiras, nada de lo que dice para camelarte es cierto.
Quinto fallo: Nunca dejes que un hombre te utilice. Tu vales mucho más que todo eso, no lo permitas. Díselo claro y a la cara, sin miedos. Él sabe que ha obrado mal y no será capaz de reprocharte nada. Piensa que, si ha sido capaz de tratarte así, no vale nada. Es primitivo, básico, simple... rudimentario. Olvídale. Hay mil hombres que merecen mucho más la pena que ese, te lo aseguro. Date tiempo.